Por el enviado Michele Esposito
Un paquete de nuevas sanciones, muy
duras, en coordinación con Estados Unidos y diseñadas para
afectar también a terceros países: así, Europa está lista para
lanzar un nuevo contraataque contra Moscú.
Con el apoyo, esta vez, de la administración de Donald
Trump, la Unión Europea apunta a un objetivo común: el
presidente ruso, Vladimir Putin.
Y si, como parece, las conversaciones de Estambul no son
más que un confuso comienzo de diálogo, Occidente está dispuesto
a poner sobre la mesa el arma de nuevas sanciones económicas.
En Antalya, al margen de la reunión de ministros de Asuntos
Exteriores de la OTAN, también se debatió este tema.
El senador estadounidense Lindsey Graham se reunió con el
Quinteto, integrado por Estados Unidos, el Reino Unido, Francia,
Alemania e Italia.
Fue él quien, hace unos días, presentó un proyecto de ley
que prevé aranceles del 500% a las importaciones a Estados
Unidos de países que compren petróleo crudo, productos
petrolíferos, gas natural y uranio de Rusia.
Una medida que supondría un golpe mortal a la evasión de las
sanciones que el Kremlin implementó hasta ahora, con el respaldo
de los países no alineados en la guerra en Ucrania.
La reunión podría tener una continuación en Tirana, donde
más de cuarenta jefes de Estado y de Gobierno se reunirán mañana
para la cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE).
Y donde se espera que llegue el presidente ucraniano,
Volodimir Zelensky, procedente de Ankara.
París, Berlín y Roma ya anunciaron su intención de acordar
nuevas sanciones con Washington.
"Debemos coordinar nuestra acción porque cuanto más
complicada sea la situación económica rusa, menos podrán pagar a
los militares que, repito, ganan el doble de lo que gana
cualquier trabajador ruso", subrayó el ministro de Asuntos
Exteriores, Antonio Tajani.
El paquete "incluirá sanciones al petróleo y a las
instituciones financieras", explicó el ministro francés de
Asuntos Europeos, Jean-Noël Barrot.
Por ahora, estas son sólo medidas amenazantes.
Pero es cierto que Donald Trump, en los últimos días, dio
claras muestras de irritación hacia Putin.
Y también es cierto que la reciente misión a Kiev de
Emmanuel Macron, Friedrich Merz, Keir Starmer y Donald Tusk
reavivó el motor europeo de apoyo a Ucrania, con la ratificación
del 17º paquete de sanciones prevista para el próximo martes.
En Tirana, es probable que, al margen de la cumbre de la
Comunidad Política Europea, se hable de algo más que de
sanciones: podría planificarse una nueva reunión de la coalición
de la Voluntad con Zelensky para hacer un balance de la
situación en un sentido más amplio, al igual que en Estambul,
por la mañana, comenzarán las conversaciones entre las
delegaciones de Kiev y las de Moscú.
Y la presencia del Secretario General de la OTAN, Mark
Rutte, aumenta la importancia de la cuestión ucraniana al margen
de la cumbre organizada por Edi Rama.
Además, aterrizarán en la capital balcánica Macron, Starmer,
Merz, Tusk, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen,
y el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa.
Pero también líderes centrales en la mediación, como el
presidente turco, Recep Tayyp Erdogan.
En la cumbre también dirá presente la premier italiana,
Giorgia Meloni.
La premier intervendrá tanto en la sesión plenaria sobre la
"Nueva Europa" como en sesiones temáticas posteriores.
Además, Italia estará presente en la mesa redonda dedicada a
la lucha contra la inmigración y presidida por Kosovo y Croacia.
El tema de los flujos será central para la misión de Meloni,
que mantendrá una reunión bilateral con Rama.
Sobre la mesa no sólo está la estrecha colaboración entre
Roma y Tirana, sino también la aplicación del Protocolo para los
centros de solicitantes de asilo y de inmigrantes irregulares
construido por el gobierno en Albania.
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